
Activismo, siglo XXI
Apunte crítico 09
El mundo se va al infierno.
Pero no hay que desesperar: nuestras mentes más brillantes han inventado drones que llevarán Internet a todo el planeta.
De ese modo, no importará en donde me esté muriendo de hambre o de sed, en donde esté sufriendo las inundaciones o las sequías que ya tenemos encima, en donde esté padeciendo la guerra, o las penurias que esté pasando por ser un refugiado, en donde se estén secando mis cosechas y muriendo mis animales, o en donde sea un trabajador-esclavo: siempre podré actualizar mi estado en las redes sociales.
Y así podré recibir un montón de "me gusta" solidarios, e incluso algún simpático gif animado, o un dulce emoticono. Y seguramente muchos me re-twittearán. Y otros tantos pondrán mi foto en su muro, junto a un mensaje que diga "Dale me gusta si crees que es valiente". O "Je suis [mi nombre]". Y cuando supere los dos millones de visitas apareceré en los periódicos (ahora los periódicos cubren esas "noticias"), y quizás alguien se anime a crear una página en change.org e incluso organice un crowdfunding (dinero que nunca llegará a mis manos, pero que ayudará a aceitar la "industria de la solidaridad"...).
Y allí seguiré yo, hiper-conectado, recibiendo toda esa hermosa solidaridad en forma de tweets, likes y visitas. Confiando en que alguna deidad invisible las tenga en cuenta y me salve del destino que me espera. Uno que, al paso que vamos, nos espera a todos.
[Todo esto también es aplicable al mundo de las bibliotecas; sobre todo a esos bibliotecarios que creen que por darle "me gusta" a una página de Facebook ya son "activistas"].
[Entrada perteneciente a la serie Apuntes críticos].
Acerca de la entrada
Texto: Edgardo Civallero.
Fecha de publicación: 01.05.2018.
Foto: "Media", de Getty Images (enlace).
Etiquetas: apuntes críticos, bibliotecología crítica, bibliotecología progresista, bibliotecología social